Los cajeros automáticos son producto de la necesidad de ofrecer servicios bancarios durante las 24 horas. La solución es posible mediante una mezcla de tecnologías de cómputo, de teleproceso y de bandas magnéticas en las tarjetas (la tecnología track II incluía más información en la banda que el track I de las tarjetas de crédito). Se trata, en realidad, de procesadores que cuentan con una pantalla, un teclado numérico y un dispensador de billetes (el procedimiento para suministrar los billetes es electromagnético) y un módulo de memoria que registra las transacciones diarias. Su poder radica en su conexión directa a un equipo de cómputo —procesador central—, disponible las 24 horas.
Al ingresar la tarjeta correspondiente, el cajero revisa, a través de un lector, la cinta magnética y confirma la autenticidad del plástico. Posteriormente solicita el número de identificación personal (NIP) o password, el cual debe ser registrado en el teclado numérico. Una vez dentro del sistema se pueden hacer operaciones, como consulta de saldos, retiros de efectivo o pago de servicios como el teléfono, luz, agua, etcétera.
Los servicios de pago a través de tarjetas —tanto de crédito como de débito— se utilizaban muy poco. Sin embargo, el hecho de poder pagar en establecimientos comerciales y poder obtener dinero en cajeros automáticos, las 24 horas del día y los 365 días del año, provocó un rápido aumento en el uso de estos instrumentos bancarios. Tanto, que actualmente el porcentaje de operaciones bancarias que se hace a través de este medio es del 45 por ciento.
Al ingresar la tarjeta correspondiente, el cajero revisa, a través de un lector, la cinta magnética y confirma la autenticidad del plástico. Posteriormente solicita el número de identificación personal (NIP) o password, el cual debe ser registrado en el teclado numérico. Una vez dentro del sistema se pueden hacer operaciones, como consulta de saldos, retiros de efectivo o pago de servicios como el teléfono, luz, agua, etcétera.
Los servicios de pago a través de tarjetas —tanto de crédito como de débito— se utilizaban muy poco. Sin embargo, el hecho de poder pagar en establecimientos comerciales y poder obtener dinero en cajeros automáticos, las 24 horas del día y los 365 días del año, provocó un rápido aumento en el uso de estos instrumentos bancarios. Tanto, que actualmente el porcentaje de operaciones bancarias que se hace a través de este medio es del 45 por ciento.
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